Vivido lo vivido llegar hasta aquí, no ha resultado fácil. Mi vida dista mucho de ser perfecta, pero he aprendido a disfrutar las pequeñas cosas esas que son gratis pero que requieren su tiempo. Ir a despedirme del sol, en esas maravillosas puestas de sol mediterráneas cualquier día y en cualquier estación, los colores del otoño en la montaña, un día de sol en invierno, un beso o un abrazo de esos que te recargan el corazón con los latidos de quien te lo da.
A todos la vida nos ha roto alguna vez. Caerme, levantarme, reinventarme, improvisar, tragarme las lágrimas o dejarlas correr cuando la muerte se lleva a las personas más preciadas y más preciosas de tu vida. Y abrir de nuevo el corazón. Y aprender a conquistar corazones, los más difíciles, los de mis de pequeños titanes. Resignificarlo todo y llenar de contenidos nuevos día a día. Una vida en la que nunca, y doy gracias por ello, me ha faltado un porqué para seguir adelante.
Mi vida es un viaje de largo recorrido ( una de las cosas que más me cargan las pilas son los grandes viajes) con muchas estaciones, muchas personas, ilusiones y etapas cumplidas. En este viaje que emprendo cada día no me faltan ganas de aprender, de crear, de inventar o de compartir, tengo mucho recorrido y mucho por ofrecer. Y cada día en lo que hago, sea lo que sea, juro que pongo el alma, el corazón y la vida.